El paro de transportistas en Lima y Callao generó caos en la ciudad. Miles de personas quedaron varadas, los pasajes se triplicaron y el reclamo fue claro: exigir seguridad ante el incremento de asesinatos y extorsiones. Esta protesta, respaldada por gran parte de la población, tuvo como objetivo llamar la atención del Gobierno frente a la ola de criminalidad que afecta a los trabajadores del transporte.
Pese a la gravedad del problema, el Ejecutivo, encabezado por la presidenta Dina Boluarte y el premier Gustavo Adrianzén, restó importancia al reclamo. Ellos aseguraron que un paro no resuelve el crimen organizado y que solo perjudica la economía del país.
¿Cómo se vivió el paro en las calles de Lima?
Desde muy temprano, avenidas clave como la Panamericana Norte, Panamericana Sur, Vía Evitamiento, Faucett y el óvalo Santa Anita colapsaron. Las unidades formales dejaron de operar y el servicio público fue reemplazado por taxis y colectivos informales que cobraban hasta tres veces su tarifa habitual. Una ciudadana relató que solo en pasajes gastó 18 soles desde San Martín de Porres hasta San Borja:«¡Es un abuso!», exclamó.Por la noche, el panorama fue peor, pues el costo subió a S/10 por un trayecto que normalmente cuesta S/5.
Paro de transportistas: «Queremos justicia»
Mientras tanto, miles marcharon al Congreso exigiendo justicia. Liliana, viuda de un chofer asesinado por sicarios, llevó una banderola con el rostro de su esposo:«Fue asesinado cuando trabajaba. ¡Quiero justicia!».Como él, ya son 16 los transportistas asesinados en lo que va del año. Representantes de gremios como Anitra y Ametur explicaron que 25 mil unidades formales se sumaron al paro por solidaridad con sus compañeros caídos. Propusieron una mesa de concertación con todos los poderes del Estado. Sin embargo, el grupo liderado por Julio Campos no fue recibido y anunció que prepararán un paro nacional.






























































































