La madrugada del 26 de septiembre de 1983, el oficial soviético Stanislav Petrov estaba de guardia en una base militar cerca de Moscú. De pronto, el sistema de defensa alertó que cinco misiles estadounidenses se dirigían hacia la Unión Soviética. Petrov pudo haber avisado a sus superiores y, con ello, iniciado una posible guerra nuclear. Pero decidió esperar y no activar la alarma.
Petrov no se dejó llevar por el miedo. Basado en su experiencia, dudó de que un ataque real usara solo cinco misiles. Pensó que si Estados Unidos quisiera empezar una guerra nuclear, lanzaría muchos más. Además, los radares no mostraban señales claras y el sistema de alerta no había seguido todos los pasos de verificación. Petrov mantuvo la calma y confió en su juicio.
¿Qué consecuencias tuvo su decisión?
Minutos después, se confirmó que la alerta fue falsa. La causa fue una confusión del satélite, que confundió unas nubes con un lanzamiento de misiles. Petrov había tomado la decisión correcta. Sin embargo, no recibió premios ni reconocimiento en ese momento. Sus superiores lo felicitaron en privado, pero también le recordaron que había desobedecido las reglas.
El caso se mantuvo en secreto por años. Solo tras la caída de la Unión Soviética en 1991 se conoció lo ocurrido. Petrov fue retirado del servicio y vivió sin fama ni homenaje durante mucho tiempo. Recién en 2004, recibió premios internacionales por su valentía y por evitar, con una sola decisión, una posible Tercera Guerra Mundial.
¿Por qué Stanislav Petrov no fue condecorado antes?
En plena Guerra Fría, reconocer su acción significaba admitir que el sistema soviético falló. Por eso, el gobierno decidió no hablar del caso. Petrov aceptó su destino en silencio. Años después, confesó que si su decisión hubiera sido diferente, millones de personas podrían haber muerto.































































































