Cada octubre, las calles de Lima y provincias se visten de morado en honor al Señor de los Milagros, una de las manifestaciones religiosas más grandes del mundo católico. Este evento, que reúne a millones de fieles, no solo en Perú sino en todo el mundo, refleja la profunda devoción que ha perdurado a lo largo de más de 300 años.
La historia del Señor de los Milagros comienza en el siglo XVII, cuando un esclavo angoleño pintó en las paredes de un humilde barrio limeño la imagen de Cristo crucificado. A pesar de terremotos devastadores que destruyeron gran parte de la ciudad, la pintura milagrosamente permaneció intacta, ganándose el fervor de los habitantes y consolidándose como símbolo de fe y esperanza.
Durante el mes de octubre, conocido como el «#Mes Morado», miles de personas acompañan al anda del Señor de los Milagros en largas procesiones por las calles de Lima. Vestidos de morado y blanco, los devotos cargan flores, rezan y participan de la liturgia en una muestra de fe que trasciende barreras sociales y geográficas.
El Señor de los Milagros no solo es un símbolo religioso, sino también un elemento unificador en la cultura peruana. Las procesiones convocan a personas de diferentes partes del país, así como a peruanos en el extranjero, quienes organizan sus propias celebraciones. Esta devoción no distingue clases sociales ni edades, y se ha convertido en una tradición que une a toda la comunidad bajo un mismo manto de fe.
El Señor de los Milagros es mucho más que una imagen; es un pilar de la identidad peruana, una tradición que, a pesar del paso del tiempo, sigue viva y vibrante en cada rincón del país.
¿Has participado alguna vez en la procesión del Señor de los Milagros? Cuéntanos tu experiencia y cómo vives esta tradición tan especial.