Conoce las historias Hilaria y Vilma, campesinas que lideran el cuidado de la salud en sus respectivas comunidades, usando especies vegetales nativas.
El rol de la mujer indígena y campesina es clave para la conservación y transmisión de los conocimientos tradicionales relacionados con el uso sostenible de la biodiversidad, sobre todo respecto al uso de plantas con propiedades terapéuticas. Y es que la selección y conservación de semillas para estos fines tienen secretos que son heredados de generación en generación. A continuación, se presentan dos testimonios.
Hilaria Huamán, nacida en el valle cusqueño de Urubamba, cuenta que, entre febrero y marzo de cada año, en temporada de lluvias, las mujeres de su comunidad se organizan para seleccionar y recoger la flor del panti, que crece en las alturas y florece únicamente en esa época.
“Recogemos algunas flores y las secamos para usarlas durante el año. Son buenas para aliviar el resfrío, la gripe y el dolor de estómago ocasionados por el frío de las alturas», comenta. Luego añade que estas son costumbres de su pueblo, que vienen de generación en generación, inclusive desde la época de los incas.
En la ciudad puneña de Ilave, Vilma Ucharico (22) relata que desde niña aprendió a conocer el valor y las propiedades de las plantas medicinales. “Fue necesario porque debía ayudar a mi mamá, quien sufría de una grave enfermedad», refiere, mientras sujeta entre sus manos un atado de sus “plantas milagrosas”.
Su apariencia tímida desparece cuando habla con locuacidad sobre las propiedades de aquellas plantas, dónde crecen y cómo las utilizan en su comunidad para el alivio de algunos males. Y es que por sus conocimientos acerca de este tipo de especies vegetales se ha convertido en una experimentada cuidadora de la salud de sus paisanos. Todos quieren una consulta con ella.
Estas experiencias son apoyadas por el Ministerio del Ambiente (Minam) en diferentes regiones del país, a través del Proyecto GEF-ABS-Nagoya. En alianza con la Federación Nacional de Mujeres Campesinas, Artesanas, Indígenas, Nativas y Asalariadas del Perú, se realizan actividades informativas sobre acceso a los recursos genéticos y participación justa y equitativa en los beneficios. Un total de 120 participantes son beneficiarias de estas intervenciones.
Algo más
Hilaria y Vilma presentaron sus testimonios en la feria “Los tesoros de la biodiversidad”, realizada los días 4 y 5 de marzo de este año, donde cada participante demostró la importancia de transmitir a las futuras generaciones sus conocimientos y prácticas ancestrales en la conservación de la biodiversidad para el bienestar de la población.
El Proyecto GEF-ABS-Nagoya tiene como objetivo fortalecer las capacidades nacionales para la implementación eficaz de los regímenes de acceso a los recursos genéticos y los conocimientos tradicionales, en concordancia con el Protocolo de Nagoya sobre Acceso a los Recursos Genéticos y Participación Justa y Equitativa en los Beneficios que se deriven de su Utilización; y contribuir a la conservación de la biodiversidad.
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