Durante el primer régimen talibán, las mujeres no podían trabajar, ni estudiar a partir de los ocho años o salir al balcón de su casa sin un hombre. No debían hablar en voz alta o reír en la calle, ya que ningún extraño debía escuchar la voz de una mujer.
Khadija es una joven de Kabul que vive momentos de angustia tras la captura de su ciudad por los talibanes. “Morir en vida”, sentencia la joven de 23 años.
«Mañana ya no iré a la universidad. Los talibanes son como animales, no entienden el Corán. Para ellos las mujeres no deberían educarse. Se acabó todo para nosotras«, remata.
La sensación de abandono y angustia es total para esta joven afgana, que cuenta que su marido le ha desaconsejado ir a la universidad, ya que volviendo a casa vio por la calle una patrulla de talibanes y a partir de ahora corre peligro caminando sola por la ciudad.
«Ya han anunciado que las mujeres mayores de 15 años deben casarse. No quieren que seamos independientes, nos van a matar si salimos solas a la calle, o a tirarnos ácido a la cara«, denuncia Khadija, que no cree en la relajación de normas contra las mujeres que los talibanes han anunciado.
«Queremos abandonar Afganistán, pero no podemos. Esto es horrible», sostiene esta estudiante afgana.
































































































Discussion about this post