Asimismo, destaca que se trata de dos multas que suman más de S/ 2′000.000 por cederle al también líder de Alianza para el Progreso propiedades del centro de estudios para fines no educativos. Esta multa fue una de las últimas decisiones que tomó el ahora desmantelado Consejo Directivo de la Superintendencia Nacional de Educación Superior Universitaria (Sunedu).
Según, OjoPúblico informa que tuvo acceso a la última resolución del Consejo Directivo, del 16 de febrero pasado, que concluye que la UCV asignó, entre el 2017 y el 2019, dos unidades inmobiliarias de su propiedad, ubicadas en Lima (San Isidro) y Trujillo (San Andrés), a favor de César Acuña para fines distintos a los educativos.
La entrega de estos predios formó parte de un supuesto “acuerdo de condición de trabajo” para que Acuña Peralta realice funciones como “asesor del directorio”. Sin embargo –como precisa el informe–, este vínculo no se llegó a acreditar, ni tampoco la necesidad de que se le otorgue estos bienes para el cumplimiento de estas funciones.
En San Isidro, la primera unidad inmobiliaria asignada al también fundador de Alianza para el Progreso (APP) estaba conformada por un departamento dúplex (piso 16, 17 y azotea), dos estacionamientos y dos depósitos ubicados en la cuadra 9 de la avenida General Juan Antonio Pezet, frente al exclusivo Lima Golf Club.
El área ocupada superaba los 560 metros cuadrados y el valor contable consignado por la Dirección de Fiscalización y Sanción de la Sunedu fue de S/2,4 millones.
En Trujillo, se trató de un departamento dúplex, un depósito y un estacionamiento, de más de 513 metros cuadrados, ubicados en la calle Obispo C. Marcelo Corne, en la urbanización San Andrés. Este inmueble se encuentra situado a menos de diez cuadras de la Plaza de Armas de Trujillo.
De acuerdo a Ojo Público, ambos espacios son propiedad de la Universidad César Vallejo desde el 2010 y el 2017, con información de los Registros Públicos.
Según los argumentos que la UCV entregó a la Sunedu, estos inmuebles fueron asignados como vivienda a César Acuña cuando este ejercía cargos “en beneficio de la universidad”, como presidente de la Junta General de Accionistas, presidente del directorio, asesor de alta dirección y apoderado y, según el centro de estudios, era indispensable contar con su participación, tanto en Lima como en Trujillo, para la toma de decisiones.