La familia de Dillon Wilford, un menor de 10 años, quien tiene que soportar la crudeza de una lamentable enfermedad. Grita con frecuencia por los dolores intensos en su pierna que lo han llevado a pedir su deceso para no seguir sufriendo más.
El pequeño vivía una vida normal hasta noviembre de 2021, cuando Dilon no logró levantarse fácilmente de la cama: tenía un dolor insoportable en la pierna derecha que le impedía hasta colocar el pie en el suelo.
Ese era solo uno de los síntomas que avanzaron hasta dejar su extremidad muy vulnerable. “Un día, estaba comiendo fresa, una pequeña semilla se cayó, golpeó su pierna y gritó. Si le cae un pelo de gato en la pierna, se queja”, comentó ‘entre lágrimas’ Melanie Wilford, su mamá, en charla con el diario británico ‘Daily Mail’.
El diagnóstico del pequeño fue síndrome del dolor regional complejo (CRPS, por sus siglas en íngles), el cual afecta con intenso dolor e inflamación extremidades, como las manos, brazos, piernas y pues, de acuerdo con la Academia Estadounidense de Cirujanos Ortopédicos.
El dolor no se va en ningún momento de las 24 horas del día. De ahí que el niño quiera morir para dejar de sufrir. “Imagina escuchar a tu hijo de 10 años decir que quiere lastimarse con tal de adormecer el dolor de su pierna; absolutamente desgarrador es esto para nosotros”, resaltó Melanie para el diario ‘Mirror’.
No hay un tratamiento en Reino Unido que pueda devolverle la cotidianidad del menor. Su caso está en una etapa de distrofia, según especialistas, pues la pierna presenta rigidez y se ha vuelto sensible. De no ser controlada en los próximos meses, llegaría a una atrofia, en la que “hay menos esperanzas de recuperar el movimiento”, dice la Academia citada.
Por lo pronto, intentan bajar la molestía extrema del CRPS con medicamentos, inyecciones y terapias. Además, una silla de ruedas le permite a Dillon moverse para ir a constantes análisis de sangre. Eso sí, no puede ir al colegio, compartir con sus amigos y tampoco jugar como lo amaba; la mayor parte del tiempo está en cama.
“En poco tiempo, cuando tenga 13 o 14 años, si Dillon no está mejor, ¿a dónde lo llevará su depresión, dolor y ansiedad?”, se pregunta Melanie, quien es madre soltera, pues su esposo falleció tiempo atrás.
“Esperamos que pueda volver a ser un niño”
Con el objetivo de lidiar con el padecimiento que afecta su sistema nervioso, la familia inició una colecta de fondos por medio de la plataforma GoFoundMe. Ante la falta de tratamientos avanzados en Reino Unido, planean trasladar al niño hasta Arkansas, Estados Unidos, en donde podrá recibir atención especializada por más de 100 mil euros.