En las playas populares de Lima, la capital del país con la mayor mortalidad por COVID-19 en el mundo en relación con su población, las autoridades decidieron acordonar espacios en la arena para evitar la aglomeración de bañistas en medio de un rebrote de la pandemia.
Cada «box» de 4×4 metros, cercado con cuerdas, está separado por tres metros uno de otro, y puede ser ocupado por hasta seis personas de una misma familia.
«Hay personas que no se han vacunado y esto sirve para mantener el distanciamiento», dice a la AFP Paola Robles, estudiante de 20 años, en la playa Los Yuyos junto a su pequeña hija y su hermana.
«Verano Seguro», rezan algunos carteles en las playas Los Yuyos y Agua Dulce, donde los bañistas deben usar mascarilla en todo momento, salvo cuando entran al mar.
«Me parece bien estar aislados porque nos protege mucho de la nueva variante (ómicron) que se está expandiendo a nivel mundial», dice Glenis Perozo, una enfermera venezolana de 40 años que trabaja en una clínica de Lima.
Lo más importante para el comerciante limeño Ricardo Bravo, quien acudió a la playa con su familia, es «evitar que se propague este virus que tantas muertes ha producido».
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